POLEAS SIMPLES: esta clase de poleas se utiliza para
levantar una determinada carga. Cuenta con una única rueda, a través de
la cual se pasa la soga. Las poleas simples direccionan de la manera más
cómoda posible el peso de la carga.
POLEAS FIJAS: consiste en un sistema donde la polea se
encuentra sujeta a la viga. De esta manera, su propósito consiste en
direccionar de forma distinta la fuerza ejercida, permitiendo la
adopción de una posición estratégica para tirar de la cuerda. Las poleas
fijas no aportan ningún tipo de ventaja mecánica. Es decir, la fuerza
aplicada es igual a la que se tendría que haber empleado para elevar el
objeto sin la utilización de la polea.
POLEAS MÓVILES: esta clase de poleas son aquellas que
están unidas a la carga y no a la viga, como el caso anterior. Se
compone de dos poleas: la primera esta fija al soporte mientras que la
segunda se encuentra adherida a la primera a través de una cuerda. Las
poleas móviles permiten multiplicar la fuerza ejercida, debido a que el
objeto es tolerado por las dos secciones de la soga. De esta manera, la
fuerza aplicada se reduce a la mitad. Y la distancia a la que se debe
tirar de la cuerda es del doble.
POLEAS COMPUESTAS: el sistema de poleas compuestas se
utiliza con el propósito de alcanzar una amplia ventaja de carácter
mecánico, levantando objetos de gran peso con un esfuerzo mínimo. Para
su ejecución se emplean poleas fijas y móviles. Con la primera se cambia
la dirección de la fuerza a realizar. El sistema de poleas móviles más
común es el polipasto, cuyas características se detallan a continuación:
POLIPASTO O APAREJO: en este tipo de sistema las poleas
están ubicadas en dos conjuntos, en el primero se encuentran las poleas
fijas y en el segundo las móviles. El objeto o la carga se acopla al
segundo grupo. Los polipastos cuentan con una gran diversidad de
tamaños. Aquellos más diminutos son ejecutados a mano, mientras que los
de mayor tamaño cuentan con un motor.
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